Por estas fechas siempre nos acabamos juntando en casa con un montón de fruta de temporada de los árboles que tenemos repartidos por el vAllE. Evita que nos dejemos parte del dinero en la frutería. El problema es que mi padre siEmpRE empieza poniendo sobre la mesa lo que está a punto de pasarse o los gusanos lo tienen marcado y para cuando vamos quitando (comiendo) esa parte vuelve a traernos lo que ha ido madurando demasiado o lo que han vuelto a recorrer los amiguitos alargados por lo que nUncA llegamos a comer algo realmente en su punto y sin tara.
Quizás sea exagerado porque no llega a tanto y si fuera un buen narrador debería preparar esto para que formara un relato con su moraleja. Alguna tarde de café y faldilla, perrunilla y brasero de esas que están por llegar.
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