gusanitos

Esta tarde me he cruzado por la calle con el hombre que nos vendía golosinas de niño. Me han venido a la cabeza los puntos a donde nos dirigíamos cuando salíamos los domingos con la pequeña paga de entonces. Estaba el kioskero habitual, el gruñón y el carero. El primero era nuestro lugar de encuentro, si estaba cerrado (aunque nadie pensara en esos tiempos que la cara que asomaba por el ventanuco tuviera una vida fuera de ahí) intentábamos con el gruñón que siempre te daba las cosas con mala leche y si todo fallaba recurríamos al carero. El de esta tarde era el carero, iba con sus años a cuestas, más o menos igual que entonces, los pantalones de tela, jersey y camisa y las zapatillas deportivas del carreful que causan furor en la tercera edad. Con cierre de velcro y todo. Es lo que tiene la sección de textil del carreful que no diferencia edades y si la oferta es buena puede haber cuatro generaciones distintas vistiendo exactamente igual. Quedais avisados.

Todos lo sabemos

Me dedico a poner baldosas cementando el campo. Hago la mezcla de cemento, agua y arena y antes de que endurezca voy vertiéndolo y colocando encima pieza a pieza. La alinéo con las otras, las aplomo, la fijo bien y me pongo con la siguiente. Empezó siendo una tontería, un entretenimiento de fin de semana entre esto o ponerme a matar moscas. Y como me da pena ver como quedan espachurradas contra las superficies he preferido enterrar vivas a las hormigas. Una nueva pieza de mi camino de baldosas amarillas.

clic

lo siento, pero voy a suprimir gran parte de la publicidad de mi blog público. Ni en prime time ni nada. Ha sido una opción muy meditada y creo que no debo hacer la competencia a los demás intervinientes de la red, para eso trabajo en la vida real.
De todas maneras agradezco a los que han confiado en este hueco para darse a conocer a los incondicionales fanáticos que siguen mis desvaríos escritos en timesnewroman. Los tendré en mis oraciones capitalistas.

Por lo tanto a día 14 de abril y conmemorando el aniversario de la República declaro mi blog libre de publicidad. ¡Ave César!

a 3.600 minutos la hora

NO dejo de correr en mi máquina del tiempo a veinticuatros horas el día. Algunas veces tan rápido que no entiendo a los que se cruzan en mi vida, otras veces tan lento que pasan de largo y ni siquiera los he saludado.
Al menos ayer por la tarde sincronizamos los relojes unos amigos y nos dimos unas revoluciones por minuto asaltando el casco antiguo de Coria para descubrir una casa libre de pestes y epidemias, una catedral que parece más grande por fuera que por dentro debido a los pasadizos secretos, unas vistas a las casas ilegales del río, un puente sin curso de agua y que algunos se hicieron las espaldas cisco subiendo cantos del Alagón.

Y afines

Las pelusas acabarán con la civilización tal y como la conocemos. Los avances genéticos y la proliferación de una nueva era nuclear conseguirán que las bolas de monstruos que pueblan bajos de camas, armarios y rincones vayan avanzando en la colonización silenciosa de la tierra. La entropía tiende a infinito cuando sopla el viento por las rendijas y se hace cada vez más grande el mito de la pelusa rodante. Adoremos a los verdaderos reyes de las casas.

por dinero

No llegará muy lejos. Algo debió pasar de puertas para dentro pero a los que no estuvimos nos sigue quedando la cara de tontos. ¿trabajar para vivir? ¿vivir para trabajar? vivir trabajando. Si hay alienígenas que vengan de una vez y nos coman.

*colegas de marcha*