domingo, mayo 07, 2006

84_eN lA pLAZA dEL cABALLO

Igual que existen multitud de sitios en nuestras ciudades que recordamos o nombramos por una cosa singular, igual me parece que funciona nuestro cerebro para las personas.
Si te paras y te sientas en la pUERTA del sOL pLACENTINA y miras a tu alrededor verás la antigua puerta de la ciudad en piedra, los edificios pegados a ella, el pequeño jardín con una estatua de rellenar un hueco, la esquina con los pollos asados y demás tiendas, el despropósito con la estatua de aLFONSO vii a caballo que rompieron antes de inaugurar (como iba a ser de otra forma), los surtidores que seguirán dando guerra derramando agua, la isla de edificio de la estética, el nuevo por detrás tan raramente puesto, el párkin cutre... Y en la semana mercado, mercadillo, fruta y demás. Toda la vida que pasa por ahí para llegar a conocerlo como la plaza del caballo.
Así creo que hacemos con las personas que nos rodean, ponemos un nombre que reduce todos los posibles matices que pueda tener y no nos solemos parar a pasar la luz por el prisma de vidrio para descomponerlo en los colores fundamentales.

Hace poco descubrí que a alguien a quien invité a comer una pAELLA (y se la comió) no le gusta el aRROZ.

1 comentario:

ladhu dijo...

¿Y si el prisma de vidrio me lo han manipulado?