jueves, julio 13, 2006

122_eL mISTERIOSO cASO dE lA cHANCLETA

Estaba en su despacho con los pies en la mesa y recostado sobre la silla. Veía todo en blanco y negro excepto los neones publicitarios de la fachada de enfrente.
Hoy todavía no había entrado ninguna rubia despampanante a darle un caso de asesinato. La única cadera meciéndose había sido la de la camarera del bar de abajo.
Sonó el teléfono y cogió el auricular. Su chivato sordomudo se explicaba muy mal a través de los cables. Lo único que sacaba en claro era que la cHANCLETA había sido la culpable. jONHY uNICEJO había ido muy lejos intentando conducir su cadillac calzando tal accesorio. El accidente estaba cantado.

Moraleja: En vez de tanta campaña contra el fumar conduciendo (que también está bien), más campaña contra sandalias, chanclas y seudocalzados que son muy fresquitos pero no permiten conducir.