sábado, julio 22, 2006

127_pASEANDO

Vaya a donde vayas siempre hay gente buena y gente mala. Igual que siempre ha habido ricos y pobres. Y ni todos somos buenos en todo momento, ni malos hasta la muerte. En fin, esto ya lo sabeis todos.
Pero si que es cierto que algo en nuestro subconsciente nos aprieta una tuerca para que alguien se mueva a un lado o al otro de esa delgada línea, no tiene que ver muchas veces con los actos ni con las palabras, es una forma de elegir y situar en nuestros dos rediles a los que nos rodean.
A tí te encierro en el malo porque me saludas de mala gana, a tí en el bueno porque me gusta tu sonrisa. Tan sencillo.
Y esto independientemente de cómo actuemos con ellos, porque en el fondo, o más bien en la superficie, llevamos un gran falso dentro.
Mentiría si dijera que no lo he pensado muchas veces al conocer a alguien en dónde me habrá encasillado. "[Parecía muy simpátic@ conmigo pero a saber qué piensa en realidad de mí]", me digo a mí mismo.
Tampoco os diría la verdad si no me diera lo mismo lo que piensen y sigan pensando ciertas personas. La misma palabra lo dice: cIERTAS pERSONAS.

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