lunes, octubre 09, 2006

172_cAMINANDO

Aunque mADRID no está ni mucho ni poco hecha para los peatones, yo como andarín que soy me encanta darle vueltas a la ciudad, sortear vayas, obras y coches embulléndome en la marabunta de gente que gira y gira con el ritmo de la ciudad.
Y, como siempre me recuerda mi buen pLUTÓN, siempre recuerdo cuando vagamos por sOL: "aquí hay ahora mismo más gente en la acera que en todo mi pueblo (pIORNAL)". Otra cosa es que nadie se salude, ni se conozca, ni tal vez se agachen a ayudarte si te tropiezas y caes.
{Comentaba el bueno de jAVIER cÁMARA en una entrevista que la primera vez que montó en el metro entró en el vagón con un "BUENOS dÍAS" que nadie le contestó.}
Al menos mientras caminas no tienes la sensación que con el volante en las manos sorteando camiones y líneas amarillas imposibles de seguir. A tu ritmo. Como la sangre que recorre las venas del megamonstruo. Cada uno como una plaqueta, un glóbulo rojo o un leucocito ampliado y haciendo su cometido. Si te toca ser el cáncer, pues a tu tarea.
Pero lo que más me gustaban eran los paseos nocturnos post-botellón en los que en vez de encontrarte sombras vas viendo un mADRID oculto durante el día por cientos de personas. La patinadora en la plaza de oriente, el guardia civil con la metralleta vigilando el percal, los mendigos intentando pegar ojo, el madrugador derechito a trabajar...
Escuchemos a sABINA y dejo de escribir.

[PD. Gracias a V e I por permitirme la oKupación del piso, los cajeros no resultan tan acojedores.]

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