Ya di mi primera clase, aunque todavía no tengo firmado contrato ni nada, pero bueno.
Me he convertido en mi peor enemigo, vueltas que da la vida, ahora a poner exámenes y a suspender a diestro y siniestro.
El problema es que soy el más joven de la clase, o así anda la cosa. Y encima no hay mujeres, el sector de la construcción sigue siendo un poco triste en ese sentido.
De aquí al sillón de la letra ñ mayúscula en la Real Academia hay un solo paso. Si Ansón ha podido, me veo capaz; ya me vislumbro haciendo la lectura del manifiesto del "aRBAÑÍ sENSIBRE" y haciendo que llore el rEY.
lunes, febrero 13, 2006
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