Ahora creo que el caso se repite con l@s arquitect@s cuando dan clase en la escuela de arquitectura. Es decir, una cosa es lo que hay fuera, en el mundo real, mientras que de la verja de la facultad hacia dentro es una vuelta a la época dorada en que todo era posible: voladizos que no se caen, arco iris, ensoñaciones varias.
Quizás el paso a través del espejo es más brusco cuando ya tienes idea de lo que se mueve fuera y tienes a la vez que ocuparte de lo que se hace dentro porque queda alguna asignatura por acabar.
Por eso también si no tuvieramos que aprobar o soportar ciertas cosas de los profesores también podríamos tomar este tiempo como un juego, un cARNAVAL durante unos cuantos años antes de que definitivamente haya que quitarse el disfraz y empezar a pagar a hACIENDA.
[ Un posible alumno de mi escuela:

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